lunes, 30 de diciembre de 2013

PÉTALOS DE INCERTIDUMBRE

PÉTALOS DE INCERTIDUMBRE


Mi más sincero agradecimiento
A cada uno de ustedes que eligieron participar en nuestros programas y 
te deseo de corazón

Que el 2014 sea un año de Incertidumbre en tu vida

 La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar
(Mario Vargas Llosa)

EL SOBREVALOR DE LA SEGURIDAD

El miedo a lo desconocido o a no saber qué sucederá, la necesidad de buscar la seguridad en cada paso que damos y sentir que de algún modo hemos sido capaces de desterrar a la incertidumbre de nuestro sendero, son sensaciones compartidas por muchos de nosotros y en las que pocas veces profundizamos.

PERO: ¿Podemos saber algo sin dar un par de pasos y aventurarnos a conocerlo?,
¿Tenemos garantías de seguridad en la vida?... REFLEXIONA AL RESPECTO.

Y considero que la respuesta está clara, no. No hay nada seguro en la vida, nadie nos da la seguridad de que un trabajo nos vaya a durar toda la vida, de que nuestra pareja nos acompañará siempre o de que nuestros amigos permanecerán. Ni siquiera tenemos seguridad en los años que vayamos a vivir, o en lo logros o pérdidas que vayamos a tener. Vivimos constantemente en la incertidumbre de no saber qué pasará luego o mañana, aunque tengamos en nuestra mente a la seguridad como una posible alternativa para vivir.
¿Vivimos en un mundo que sobrevalora la seguridad? Creemos a veces que la meta de la vida es la seguridad, sin darnos cuenta que detrás de esto, se encuentra nuestro miedo a la incertidumbre, que es tan real como la vida y tan inevitable como la muerte.

LO QUE NOS OFRECE LA INCERTUDUMBRE

“En la incertidumbre encontraremos la libertad para crear cualquier cosa que deseemos”
Deepak Chopra

Aunque vivamos en un continuo de incertidumbre, las personas tendemos a verla de forma negativa, intentando evitarla muchas veces a toda costa, aunque nunca logremos  erradicarla de nuestra vida.

¿Y que conseguimos con todo ello? La mayoría de las veces estamos paralizados, inmovilizados, cerrándonos el paso al gran mundo de las posibilidades, opciones y alternativas, quedándonos en la famosa zona de confort (física, mental y emocional), donde ya sabemos cómo lidiar con lo que más o menos tenemos o hemos alcanzado, sin sorpresas, en la rutina, limitándonos como seres humanos hasta que surge en algún momento lo inesperado y nos asustamos y corremos a buscar donde refugiarnos, para simplemente evadir nuestra responsabilidad en la vida.

Cualquier cosa que rompa nuestro sentimiento de seguridad (y digo sentimiento porque en realidad, es algo que sentimos) y que no podamos llegar a controlar, nos pone en situación de alerta o estrés. Por lo tanto, la cuestión no es resistirse a la incertidumbre, buscando mil y una maneras de justificarnos para estar seguros, sino aceptarla como un regalo lleno de potencialidad que nos libera. El miedo siempre esta, es parte de la vida, no un enemigo, simplemente es un señal para estar atentos del acontecer y proveer los faltantes.

La incertidumbre en general, moviliza, llena de vitalidad los actos, nos permite crear, crecer en equilibrio y armonía, despertando nuestro sentido de vida. La incertidumbre nos permite avanzar, porque aun cuando fallemos, cuando lo hacemos también estamos aprendiendo algo nuevo.

¿Te atreves a disfrutar y divertirte con la incertidumbre?

“La incertidumbre es el espacio de libertad que nos permite ocurrir espontánea y creativamente; la incertidumbre nos habilita para desarrollar toda nuestra potencialidad y evolucionar como seres humanos,
creando nuevas formas de vida en equilibrio con el universo”

Anand Keerti


miércoles, 23 de octubre de 2013

La Voz Dormida

La Voz Dormida o la Llegada del Mesías

Desde nuestro interior hay una voz que hemos dejado de escuchar.
Una interpretación alternativa metafísica sobre La llegada del Moisés Bíblico.

Conforme vamos creciendo espiritualmente, nuestro entendimiento se va expandiendo, lo que nos permite ir reinterpretando paso a paso los significados y símbolos que hemos heredado a través de nuestras vidas.

Una forma elevada de comprender e interpretar los Textos Sagrados, llámese la Biblia, los Evangelios, el Corán, el Gita, el Vedanta, el Avesta, o cualquier otro texto sagrado, que nos hable de la Revelación Divina, es darle una interpretación metafísica, que la lleva más allá de la cuestión evidente y que encierra en sí, una cantidad inconmensurable de sabiduría.
Hago hincapié en la importancia de la espiritualidad que se provee, para el encuentro con nuestra propia divinidad, o como se dice en el oriente, el Despertar de Tu Consciencia Divina. Sin embargo en ocasiones nos resulta complicado entender esto por causas de la educación occidental materialista, que nos mueven otro tipo de valores y nos crucifica entre el “hacer” y el “tener”, y no nos permite despertar nuestros valores espirituales y que simple y sencillamente se encuentran en nosotros, en espera de ser activados y reconocidos y expresados en nuestras vidas.
En América Latina, durante siglos, se ha promovido una religiosidad de culpa, vergüenza y sufrimiento que a provocado un profundo dolor humano, en espera de un Dios justiciero que se encuentra en las lejanías del cielo, separado abismalmente de nosotros; como el padre ausente que engendra, pero que no se ocupa de sus hijos.
¡Basta ya de esta condena!, ¡Basta ya de expectativas infundadas!, ¡Basta ya de Dolor y sufrimiento!
Considero que ya a sido suficiente y que es el momento de hacernos responsables y asumamos el valor para Despertar Nuestra Espiritualidad Divina que se encuentra en nosotros, como la fuente primordial para transformar nuestras vidas en gozo, dicha y felicidad.

Recuerda la dimensión del Cristo que se encuentra en nuestro interior: “Es como un calor que me inunda aquí en el pecho, y que tiene su origen en mi corazón. Es como un fuego que me invade, y que no me quema, y que me hace sentir Su Amor” Santa Teresa de Ávila.
En el Evangelio de Juan, Jesús expone cómo el Espíritu regresa a nosotros y esta ahí para nuestro consuelo, “Yo les enviaré Consuelo” Juan 14:15-21. Esta es una verdad no comprendida por mucha gente, porque se encuentran cerradas a esta enseñanza dada por Jesús directamente
En esta ocasión voy a hablarles sobre la llegada del Mesías. El nacimiento de Cristo en nuestros corazones; es decir, el permitir nacer nuevamente al Cristo en nuestro interior, despertar nuestra chispa divina, hacernos conscientes de nuestra propia divinidad.
Y así llegará el Mesías a tu vida, así que abre tu corazón al simbolismo subyacente en las parábolas de Jesús relatadas en la biblia, para poder dar una interpretación plena del mensaje que nos envió. Recuerden que la biblia fue escrita por hombres y mujeres que como tú y como yo, sentían un profundo amor hacia la Divinidad, y por ello mismo necesitamos comprender el ánimo y compromiso que pueden transmitirnos los pasajes bíblicos en la actualidad y que representan una gran necesidad en nuestras vidas.

Ahora bien, recordemos que la mayor parte de la Biblia, nos habla de Israel como un pueblo altamente espiritual el cual estaba en permanente contacto con la Divinidad. Cuando las cosas no iban muy bien para el pueblo de Israel, estos tenían la certeza de la llegada del Mesías, el cual llegaría para librarlos de sus tristezas y pesares. Lo maravilloso de todo esto, es que cuando el pueblo de Israel se encontraba en sufrimiento, casi siempre por no reconocer su unión con la Divinidad, surgían en los pueblos sabios y santos profetas quienes enseñaban y predicaban sobre el Mesías, esto era como una especie de sanación moral, que antecedía la llegada del Mesías.
Bien dentro de este contexto, les invito a que demos una interpretación actualizada sobre el Éxodo, entendiéndolo como una parábola.
El nombre de Moisés es idéntica en su raíz a la palabra Mesías. Históricamente es muy probable que existiera un personaje en la Liberación del pueblo se Israel de Egipto, pudo haber tenido algún otro nombre y con el tiempo el pueblo le asigno el nombre de Moisés, reconociéndolo como Mesías. Ahora supongamos que tu y yo, somos Israel, como individuos y no como pueblo, y que identificándonos a nosotros con el pueblo de Israel, debemos comprender la enseñanza de este conmovedor y dramático episodio de la Biblia.
En Egipto, Israel sufría de la esclavitud. En nuestras vidas el Ego, esta esclavitud representada por la moral, la tristeza, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, la angustia, la ansiedad, la depresión, la dependencia hacia sustancias, la exacerbación de los sentidos, codependencia de personas o situaciones desagradables, dependencia a una relación enferma, al control, el enriquecimiento, la avaricia, el trabajo, la autocompasión, la pobreza o cualquier otra circunstancia desfavorable en nuestras vidas; cualquiera que sea la cadena que nos esclavice y que impida alcanzar las promesas de Jesús, los regalos divinos, los Dones de Dios y que se encuentra en cada uno de nosotros.

Hoy en día aparentemente de la nada han surgido algunos individuos conscientes que nos dicen: Deja el miedo a un lado, “Confía, mantén la intención y todo se soluciona”. Esa voz es la voz de Moisés, la voz de nuestro Mesías, de quien estas esperando su llegada, aquella voz de consuelo, y que viene desde tu interior dispuesta a alcanzar tus más grandes anhelos del corazón o resolver cualquier situación desfavorable en la que te encuentres. Recordemos que “desde los cielos” “ montado en un corcel blanco, dispuesto a blandir su espada contra cualquier situación desfavorable”, es una metáfora para nuestro supra-consciente, que en metafísica le llamamos, “nuestro yo Divino”.
Este Moisés o Mesías es Nuestra Vos Interior, la Voz del Alma.
En muchas ocasiones nuestra dependencia “al Mundo” entiéndase como nuestra dependencia a cualquier situación que nos esclavice, nos lleva a cuestionar a ese Moisés o Mesías y desconfiar de él. “Quien eres tú, le dijeron los judíos a Moisés, déjanos tranquilos, queremos seguir sirviendo a los egipcios, preferimos ser sus esclavos a padecer en el desierto”.
El desierto puede tener muchos significados, pero en este relato el desierto representa a la incertidumbre; aquella incertidumbre que se sustenta en la falta de fe, de confianza en uno mismo.
Sin embargo tu Mesías insiste, por su gran fe. De hecho, es tu representante de la fe, es el quien te levanta el ánimo y te impulsa a salir de tus temores y dudas. Tu Mesías te responde No tengas miedo, confía en tu divinidad y verás como el te saca de la esclavitud. Tu ser divino librará la batalla por ti, se testigo de tu salvación.
Este extraordinario mensaje de nuestro Moisés o Mesías que nos dice “Confía en Tu Ser Divino Interior”
Florence Scovel Shinn, nos dice desde una perspectiva metafísica que; el miedo es una fe invertida, es como depositar toda nuestra voluntad hacia las cosas que no queremos.
Sin embargo, el dramatismo de este episodio fue más allá, después de haberse ganado la confianza del pueblo de Israel, o de tu haber iniciado a confiar en ti, las cosas parecen empeorar. Cuando Moisés visita al Faraón, este le dice que por su osadía, ahora su gente tendrá que trabajar doble jornada y en peores condiciones. Esto obligó al pueblo de Israel a abandonarse a una completa y absoluta fe en Dios y en Moisés, en la Divinidad y en el Mesías y tu y yo en Nuestra voz interior, en Nuestra Divinidad Interior.
Y por si acaso ustedes no saben que ocurrió después; ¡Fue entonces cuando iniciaron los Milagros!
<< Mientras tanto el pueblo se dolía al ver al ejército del Faraón les pisaba los talones, dispuestos a hacerlos regresar a la esclavitud en Egipto>>.
<<Después el Señor dijo a Moisés: “¿Por qué me invocan con esa tristeza, amargura y desesperación? ¿Qué acaso no confían en mí? Dile a tu pueblo que continúen su marcha. Al llegar a las aguas, levantarás tu callado y le dirás a las aguas del mar que se separen, y entonces entrarán a pie y se salvarán”.
¿Que va a suceder contigo? Vas a desfallecer o Vas confiar en tu Voz Divina Interior, como lo hizo Moisés y continuar con tu camino.
El Faraón representa a nuestro Ego, esa parte nociva para nosotros mismos, el es el Señor del Mundo, nos tiene atrapados “al mundo”, aferrados a una percepción exclusivamente materialista de las cosas, a aquello que sólo podemos percibir con nuestros mortales ojos.
El Ego que contempla y disfruta un mundo de tristeza, sufrimiento, muerte y enfermedad, y que sin embargo idolatra a ese mundo de apegos miedos y círculos viciosos; impidiéndonos reconocer, ver y escuchar nuestra Divinidad Interior.
Cuando Moisés guiaba al pueblo Israel hasta su tierra prometida, se pudieron percatar que Dios, jamás los dejaría solos en el desierto. Cada vez que había una necesidad, Dios la satisfacía, sustento, alimento, salud, protección. Así tu Voz Divina Interior proveerá la fortaleza, el valor, el coraje y la confianza para que logres tus anhelos de corazón.
Sin embargo, aquí en México sabemos un dicho popular que retrae la confianza en nosotros y dice de esta manera: “Más vale malo por conocido, que un bueno por conocer” o “Más vale pájaro en mano que ver un ciento volar”, condenas para aferrarse a más de lo mismo sin oportunidad ni posibilidad de hacer algo nuevo, esta imagen representa con claridad la formación y educación recibida. Una imagen que nos obliga a mantener bloqueado y negado lo favorable que al abrirnos la vida puede proveernos. Esto representa nuestra vieja religiosidad fundada en la culpa, el dolor y el sufrimiento por un Dios ausente y escéptico. Te invito a que destierres estas ideas de tu mente y de tu corazón, y que te propongas reconocer en tu vida aquella voz dormida, que hoy empieza a despertar y a cobrar existencia en tu interior.
¿Cómo es tu Egipto (Ego)? ¿Qué tan fuerte es tu Faraón (hábitos, costumbres, creencias)? ¿Por qué tenerle miedo al desierto si no sabes lo que te espera (actitudes y comportamientos, tradiciones)? ¿Necesitas una prueba dramática en tu vida como la de Moisés y el pueblo de Israel para cruzar el Mar Rojo, o vas a tomar la oportunidad de escuchar a tu Moisés/Mesías (Voz Divina Interior) desde ahora; ¿Ya la has escuchado? ¿Ya estas preparado para confiar en ella? ¿O esperas una situación dolorosa o de enfermedad para clamar por ella? Prepárate para disfrutar con gozo y dicha la llegada de tu Mesías; ábrete al misterioso milagro que la vida es. Recuerda fuiste hecho a imagen y semejanza de Dios con libre albedrío, eres co-creador con Él, fuiste dotado de un Plan Perfecto y Maravilloso para tu vidas. Cada uno de nosotros tiene su propia tierra prometida.
¿Qué necesitas para llegar a ella?
Yo solo te puedo decir:
“Abre tu corazón al mundo espiritual, confía totalmente en tu Voz Divina Interior,
ocurre en la vida como el Cristo que palpita en tu corazón”.

Para ampliar esta información te recomiendo el libro “La Puerta Secreta Hacia el Éxito” de la maestra metafísica Florence Scovel Shinn. Así como el libro titulado “El Corazón, La Identidad Propia y del Alma; psicología sufí de crecimiento, equilibrio y armonía del doctor en psicología Robert Frager. Y les recomiendo una canción del grupo Mägo de Oz “La Voz Dormida” y "Creo" La Voz Dormida II.

En Multiversity & Meditation, contamos con cursos y programas que pueden apoyarte a remover miedos, prejuicios, sufrimientos para que puedas activar, escuchar y confiar en tu Voz Divina Interior, para mayor información ponte en contacto por correo en desarrollo.consciencia@gmail.com, o en el celular 22 28 62 61 39


martes, 24 de septiembre de 2013

Florecimiento del Ser Divino

Viviendo sin la cabeza
Cuando aprendes a vivir sin la cabeza,
sin sus razones, juicios, evaluaciones e interpretaciones;
la puerta del entendimiento se abre, la paz, la armonía y el amor se hacen presentes y a partir de ese instante la verdad fluye y se revela continuamente a través de nuestra vida.

“La verdad no puede ser dicha”, no hay manera de enseñarla; sin embargo, se le llama enseñanza. Se le puede mostrar, indicar. Hay millones de formas de señalarla de manera di­recta. Cuando la verdad te habla, ocurren milagros en tu vida.
Lao Tse dice; la verdad no puede ser dicha y en el mo­mento en que uno la dice, ya la ha falsificado. Las palabras, el len­guaje, la mente, son completamente incapaces de enseñarla. La verdad, desafía a la ra­zón, desafía a la personalidad orientada por la razón, desafía al yo. No puede ser manipulada. Encontrar la verdad es por comple­to imposible para la mente y la razón.
Esto es lo primero que hay que comprender y, cuanto más pro­fundamente lo entiendas, más posibilidades tendré de señalarla. Lo que estoy diciendo no es la verdad; no podría serlo. A través de palabras, sólo se puede crear una situación en la cual la verdad pueda ser posible. Pero de esto tampoco se puede estar seguro. Es impredecible. No se puede generar una causa para que se pro­duzca; se produce cuando se produce. Lo único que podemos ha­cer es estar dispuestos a ella. Tus puertas necesitan estar abiertas. Cuando golpee a tu puerta, debes estar allí presente. Si estás pre­sente, disponible, receptivo, puede producirse. Sin embargo recuerda que, a través de las escrituras o de las palabras de los seres ilumi­nados, no lograrás acceder a la verdad.
Entonces, lo primero es que la verdad no puede ser dicha. Y cada maes­tro crea una
 situación indirecta, que te impulse hacia lo desconocido. Todo lo que dice te va llevando hacia aquello que no puede ser dicho.

Lo segundo, antes de que podamos entender este her­moso relato zen: la verdadera enseñanza se resiste a las palabras, pero no puede resistirse al corazón. Si existiera un lenguaje del corazón, podría ser expresada a través del mismo. Pero el cora­zón carece de lenguaje; o bien, el silencio es el único lenguaje del corazón.
Cuando el corazón está en silencio, algo dice; cuando la men­te está en silencio, no dice nada. Las palabras constituyen el mo­do de expresión de la mente. La ausencia de palabras, el silencio, es el modo en que se expresa el corazón. El silencio es un lengua­je sin palabras, hay que aprenderlo. Así como uno aprende los lenguajes de la mente, uno aprende el len­guaje del corazón: cómo permanecer en silencio, alejándose de las palabras, de la mente, cómo dejar de lado lo racional.
Cuando la mente deja de funcionar, de inmediato, toda la ener­gía se desplaza al corazón.
Cuando la mente no está en funciona­miento, lo está el corazón. Y únicamente cuando funciona el co­razón, es posible enseñarte algo. La verdadera enseñanza se transmite a través del corazón. Necesitas estar cerca del corazón. Cuanto más cerca estés, serás capaz de comprender el silen­cio.
Recuerda: el silencio no es vacío. Ante los ojos de la razón, po­dría parecer que el silencio es vacío. No lo es. El silencio es el mo­mento más pleno posible. No es sólo un momento de plenitud, si­no también de rebasamiento. Es de una importancia senti­da. El corazón no está vacío: es lo único que está lleno. La men­te está vacía, pues no tiene más que palabras. ¿Y qué son las pa­labras? Pequeñas olas en el vacío. ¿Y qué es el silencio? El silen­cio es lo absoluto.
Las Leyes del universo te permiten —crear— exactamente lo que quieras. Estas Leyes no pueden ser violadas, ni pueden ser ignoradas. Estás obedeciendo esas Leyes ahora mismo, incluso mientras lees esto. No puedes dejar de cumplirlas, pues es así como funcionan las cosas. No puedes apartarte de ellas; no puedes actuar al margen de ellas.
Cada minuto de tu vida has estado actuando dentro de ellas; y, así, todo lo que has experimentado lo has creado tú, eres responsable de lo que te ha sucedido, sucede y sucederá en tu vida.
Eres uno con Dios. Comparten la vida eterna juntos. Mi compromiso para contigo consiste en darte siempre lo que me pidas. Tú compromiso consiste en pedírmelo; en entender el proceso de la petición y la concesión. Te explico este proceso, para que lo comprendas de una manera clara. Eres un individuo (indivisible). Y estas compuesto por «cuerpo», «mente» y «espíritu». También puedes llamarlo lo «físico», lo «no-físico» y lo «meta-físico». Se le hace llamar la Santa Trinidad, y se la ha llamado de muchas maneras. Lo mismo que tú eres, también Yo lo soy. Me manifiesto como individuo compuesto por Tres Elementos.
Algunos de vuestros teólogos lo han llamado «Padre», «Hijo» y «Espíritu Santo».
Vuestros psiquiatras han reconocido también esta triada, y le han llamado «subconsciente», «consciente» y «supraconsciente».
Vuestros filósofos lo han llamado el «ello», el «yo» y el «superyo».
La ciencia lo llama «materia», «energía» y «antimateria».
Los poetas hablan de «mente», «corazón» y «alma».
Los pensadores de la Nueva Era aluden a «cuerpo», «mente» y «espíritu».
Vuestro tiempo se divide en «pasado», «presente» y «futuro».
¿No podría ser lo mismo que «subconsciente», «consciente» y «supraconsciente»?
El espacio se divide igualmente en tres categorías: «el antes», «el ahora» y «el después».
Definir y describir este espacio «el ahora» resulta difícil, escurridizo. En el momento en
que empiezas a definirlo o describirlo, el espacio que describes se convierte en «antes» o «después». Sin embargo, sabemos que este espacio «el ahora» existe. Es lo que mantiene al «antes» y al «después» en su sitio; del mismo modo que el eterno ahora mantiene al «antes» y al «después» en su sitio. Estos aspectos de tu ser son, en realidad energías. Podrías llamarlas «sensación», «sentimiento» «pensamiento», «palabra» y «acción». Juntas producen un resultado; lo que, en nuestro lenguaje y según nuestros conocimientos una expresión».
Tu alma (subconsciente, ello, espíritu, pasado, etc.) es la suma total de todos los sentimientos que has tenido (creado). Tu consciencia de algunos de ellos se denomina «recuerdo». Cuando tienes un recuerdo, se habla de remembrar. Es decir, juntar de nuevo. Reunir de nuevo las partes.
Cuando reúnas de nuevo todas tus partes, habrás remembrado Quien Realmente Eres. El proceso de creación se inicia con el pensamiento; una idea, concepto o imagen mental. Todo lo que ves fue una vez idea de alguien. Nada existe en nuestro mundo que no haya existido antes como pensamiento puro. Eso es cierto también respecto al universo. El pensamiento es el primer nivel de la creación.
A continuación viene la palabra. Todo lo que se dice es pensamiento expresado. Es creador, y emite energía creadora al universo. Las palabras son dinámicas dada la naturaleza de su sonoridad al ser pronunciadas, por lo tanto, algunas pueden impulsar la creación con mayor fuerza que el pensamiento, puesto que las palabras constituyen un nivel de vibración distinto de el del pensamiento; alteran, cambian y transforman al universo, con un gran impacto. Las palabras constituyen el segundo nivel de la creación.
A continuación viene la acción. Las acciones son palabras en movimiento. Las palabras son pensamientos expresados. Los pensamientos son ideas formadas. Las ideas son energías reunidas. Las energías son fuerzas liberadas. Las fuerzas son elementos existentes. Los elementos son partículas de Dios, porciones del Todo, la sustancia de todo. El principio es Dios. El final es la acción. La acción es Dios creando, Dios experimentando.
Tu pensamiento acerca de ti mismo es que no eres lo bastante bueno, lo bastante maravilloso, lo bastante puro, para ser una parte de Dios, para formar unidad con Dios. Has negado durante tanto tiempo Quien Eres, que lo has olvidado. Esto no ha ocurrido por azar; no es por casualidad. Forma parte de un plan divino, puesto que no podrías afirmar, crear ni experimentar Quien Eres, como si ya lo fueras. Primero era necesario que rompieras (negaras, olvidaras) tu vínculo conmigo, con el fin de experimentarlo plenamente mediante su creación plena, mediante su surgimiento, ya que tu más grandioso deseo —y Mí más grandioso deseo— era que te experimentaras en ti mismo como la parte de Mí que eres. Así pues, estás en proceso de experimentarte a ti mismo creándote a ti mismo de nuevo en cada momento. Al igual que Yo lo estoy; a través tuyo.
¿Ves la sociedad? ¿Comprendes sus implicaciones? Se trata de una sagrada colaboración; realmente, de una sagrada comunión.
Así, tu vida «trascenderá» cuando elijas que lo haga. Hasta ahora no lo has elegido. Te has entretenido, lo has aplazado, has protestado. Ahora es el momento de que produzcas lo prometido. Para hacerlo, necesitas creer la promesa, y vivirla. Necesitas vivir la promesa de Dios.
La promesa de Dios es que tú eres Su hijo. Su descendencia. Su semejante. Su igual.
¡Ah!... aquí es donde el asunto se complica. Puedes aceptar lo de «Su hijo», «descendencia» y «semejante», pero rechazas ser llamado «Su igual». Aceptar eso es demasiado. Demasiada
grandeza, demasiado asombroso; demasiada responsabilidad, puesto que, si eres igual a Dios, eso significa que nada se te da a ti, sino que todo es creado por ti. Ya no puede haber víctimas ni malvados; sólo resultados de tu pensamiento respecto a algo.
Te lo aseguro: todo lo que ves en tu mundo es el resultado de tu idea sobre ello.
¿Quieres que tu vida «trascienda» realmente? Entonces, cambia tu idea sobre ella. Sobre ti. Piensa, actúa y habla como el Dios que Eres. Por supuesto, eso te alejará de muchos —de la mayoría— de tus semejantes. Te llamarán loco. Te acusarán de blasfemo. Finalmente se hartarán de ti, y tratarán de crucificarte.
Actuarán así, no porque piensen que tu vives en un mundo producto de tus propias ilusiones (la mayoría de los hombres son lo bastante amables como para permitirte tus diversiones privadas), sino porque, antes o después, otros se sentirán atraídos por tu verdad, por las promesas que ésta encierra para ellos.
Y es en este momento cuando intervendrán tus semejantes, porque será en este momento cuando empezarás a representar una amenaza para ellos, ya que tu sencilla verdad, sencillamente vivida, ofrecerá más belleza, más bienestar, más paz, más alegría y más amor hacia uno mismo y hacia los demás que todo lo que tus colegas terrenales puedan idear.
Y adoptar esa verdad significaría el fin de sus costumbres. Significaría el fin del odio y el temor, de la guerra y la intolerancia. El fin de todas las condenas y asesinatos que se han cometido en Mi nombre. El fin de «la ley del más fuerte». El fin de la lealtad y el homenaje por el temor. El fin del mundo tal como lo conocéis; y como vosotros lo habéis creado hasta ahora.
De modo que estáte preparada, alma buena; puesto que serás vilipendiada y despreciada, insultada y abandonada, y finalmente te acusarán te juzgarán y te condenarán —todo ello a su manera— desde el momento en que aceptes y adoptes tu sagrada causa: la realización del ser. Entonces, ¿por qué hacerlo? Porque ha dejado de preocuparte la aceptación o aprobación del mundo. Ha dejado de satisfacerte lo que ésta te ha aportado; Ha dejado de complacerte lo que les ha dado a otros. Quieres que cese el dolor, que cese el sufrimiento; que termine la ilusión. Estás harto de este mundo tal como es actualmente. Aspiras a un mundo nuevo. Deja de aspirar a él. Ahora, haz que surja, créalo.

Desapegado de su mujer e hijos, carente de orgullo por el cuerpo, Aceptando con igualdad la alabanza o el reproche, el honor o el insulto, Gozando de los placeres cuando vienen, pero sin abandonarse a ellos, Sin ansias ni conflictos, carente de deseos, así es el hombre liberado.
Aceptando como suyo todo el universo o nada, Honrando a todos, amigos y enemigos igualmente, Adorador de todo el universo y adorado por el universo entero, Desdeñando el bien de todos por motivos egoístas, sin deseos, así es el hombre liberado.
No existe ni la maya ni el cuerpo. El universo es irreal, como el hijo de una mujer estéril.
Los nombres y las formas no existen. Únicamente Dios es completo en su plenitud.
No hay diferencia alguna entre el Ser Individual y el Ser Universal. Dios es la esencia divina del mundo. Firme es esta convicción, sin deseos, así es el hombre liberado, así se es Dios.
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 Swami Anand Keerti